15 septiembre 2009
Or are we dancer?
08 septiembre 2009
Lovers in Japan
Me he trabado en la nada por unos minutos antes de comenzar a escribir. Ahí (aquí) frente a la computadora tuve “un viaje”. Fui a mi sueño de hoy, que me tiene todavía angustiado. Es una especie de ansiedad ligera que invade mi subconsciente desde ese momento y de la cual no me he podido liberar.
No creo que tenga algo qué ver con el peso del trabajo, o de los exámenes o con Los Secretos de la Razón; no con mis errores pasados o la crisis, la gripa porcina o el concierto de KOL; tampoco creo que esté relacionado con el video experimental (que no es experimental) o con la BigMac que comí. No. Creo que es un simple desliz de mi imaginación o de mi creatividad. Quizá sea la falta de creatividad o la cena con queso.
Estaba en el aeropuerto (uno inventado, muy al estilo Charles de Gaulle). Me acompañaban mi familia y mi novia. Era un día nublado, con mucho trabajo y exámenes finales; uno esperanzador en el que dejaría todo aquello atrás para comenzar un viaje a tierras nuevas. Era –quizá- una premonición de una salida (desde un aeropuerto que no conocía). Iría a estudiar una maestría o algo así. Me habrían dado una beca en el extranjero.
Nos despedimos. Hubo lágrimas (y así). Y (así sin más), después de horas de filas y de papeleo, recordé que no había hecho la maleta. No llevaba conmigo nada más que un par de dólares. Y allí me desperté, pero el sueño ha continuado en mi imaginación.
Descubrí que no era yo, sino un japonés (hijo de mexicanos) que viajaba por primera vez acá desde el aeropuerto de Kansai. Era un artista que venía a exponer su trabajo y era precisamente su trabajo el que olvidaba. Era mayor que yo, tenía como 35 años; era bajo de estatura, sus ojos no estaban rasgados a la japonesa, sino a la mexicana. Le gustaba escuchar Lovers in Japan cada vez que salía de viaje. De hecho la escuchó ese día. Él sí llegó acá. Y llegó a salvo. Y, para poder traer sus obras, tuvo que tomar dos trabajos. Comenzó a dar servicios de telefonía y clases de japonés. Por la tarde pinta y vende este nuevo material anticreativo a precios bajos.
Es fecha que su obra no llega. Es fecha que no aprende español.
04 septiembre 2009
"De reojo" (2006), Betsabeé Romero
Tuve el placer de ir a Marco hace unos días. Me topé con un cuarto lleno de retrovisores de coche que reflejaban un video con carreteras fronterizas vacías y peligrosas. Pero lo mejor fue la poesía que estaba pegada a la pared con vinil.
Como la Mirada de infinitas mujeres que recorren
Diariamente trayectos peligrosos
Por ir a su trabajo,
Por ir a su escuela,
Por regresar o ir cerca de la frontera,
Como en Ciudad Juárez,
Como en Guatemala,
Chivos expiatorios de la política, del narcotráfico y de la pobreza,
Mujeres que bajan y suben de sus transportes
Mirando de reojo,
Espejeando,
Como con espejos retrovisores
De una Mirada tatuada de oraciones
Una Mirada que hemos aprendido involuntariamente
A llevar a cuestas,
Volteando incesantemente
Para ver si alguien nos sigue
Si alguien esta escondido en la parada
Si van siguiendo al colectivo
Si en el camión alguien nos mira
Espejos llenos de rezos y plegarias
De las hijas, de las madres y de todas
Las que somos y queremos.
En este transitar al sur de las fronteras.
03 septiembre 2009
worthless battles
A veces luchamos batallas muy al estilo de Sísifo. Y pasamos eternidades subiendo enormes rocas por laderas tan empinadas que, cuando estamos a punto de llegar a la cima, invariablemente, se precipitan al vacío y nos fuerzan a comenzar de nuevo.
01 septiembre 2009
De una sentada...
En él, el director nos presenta una composición de imágenes en blanco y negro, todas mostrando consecuencias -humanas principalmente- de la tragedia de aquel 26 de abril de 1986; historias de las víctimas del cruel suceso.
Y, aún así, esos niños no han dejado de ser niños. Y miramos sus juegos, sus alegrías, sus angustias. Las impactantes imágenes se siguen una de otra mientras el director las narra. Niños que no caminan, que comen en el suelo. “Como si fuera otra raza” –narra. La misión de estos pequeños seres humanos es, simplemente, sobrevivir.
Es una mirada menos ingenua a la realidad: en Chernobyl la cantidad de material radiactivo liberado, 500 veces mayor al de la bomba de Hiroshima, causó y sigue causando enormes enfermedades y muchas muertes. De hecho, el informe del Fórum de Chernóbil estimó que el número total de víctimas que se deberán al accidente se elevará a 4000.
Llama la atención la claridad con la que el director maneja la temática, sin pretender tomar alguna posición política. Las fotografías logran admirables contrastes que, junto con la música, comunican una tensión y una turbación interesante.