10 diciembre 2009
Oh, no... ¿no tiene título?
27 octubre 2009
Adiós fotos en el blog
15 septiembre 2009
Or are we dancer?
08 septiembre 2009
Lovers in Japan
Me he trabado en la nada por unos minutos antes de comenzar a escribir. Ahí (aquí) frente a la computadora tuve “un viaje”. Fui a mi sueño de hoy, que me tiene todavía angustiado. Es una especie de ansiedad ligera que invade mi subconsciente desde ese momento y de la cual no me he podido liberar.
No creo que tenga algo qué ver con el peso del trabajo, o de los exámenes o con Los Secretos de la Razón; no con mis errores pasados o la crisis, la gripa porcina o el concierto de KOL; tampoco creo que esté relacionado con el video experimental (que no es experimental) o con la BigMac que comí. No. Creo que es un simple desliz de mi imaginación o de mi creatividad. Quizá sea la falta de creatividad o la cena con queso.
Estaba en el aeropuerto (uno inventado, muy al estilo Charles de Gaulle). Me acompañaban mi familia y mi novia. Era un día nublado, con mucho trabajo y exámenes finales; uno esperanzador en el que dejaría todo aquello atrás para comenzar un viaje a tierras nuevas. Era –quizá- una premonición de una salida (desde un aeropuerto que no conocía). Iría a estudiar una maestría o algo así. Me habrían dado una beca en el extranjero.
Nos despedimos. Hubo lágrimas (y así). Y (así sin más), después de horas de filas y de papeleo, recordé que no había hecho la maleta. No llevaba conmigo nada más que un par de dólares. Y allí me desperté, pero el sueño ha continuado en mi imaginación.
Descubrí que no era yo, sino un japonés (hijo de mexicanos) que viajaba por primera vez acá desde el aeropuerto de Kansai. Era un artista que venía a exponer su trabajo y era precisamente su trabajo el que olvidaba. Era mayor que yo, tenía como 35 años; era bajo de estatura, sus ojos no estaban rasgados a la japonesa, sino a la mexicana. Le gustaba escuchar Lovers in Japan cada vez que salía de viaje. De hecho la escuchó ese día. Él sí llegó acá. Y llegó a salvo. Y, para poder traer sus obras, tuvo que tomar dos trabajos. Comenzó a dar servicios de telefonía y clases de japonés. Por la tarde pinta y vende este nuevo material anticreativo a precios bajos.
Es fecha que su obra no llega. Es fecha que no aprende español.
04 septiembre 2009
"De reojo" (2006), Betsabeé Romero
Tuve el placer de ir a Marco hace unos días. Me topé con un cuarto lleno de retrovisores de coche que reflejaban un video con carreteras fronterizas vacías y peligrosas. Pero lo mejor fue la poesía que estaba pegada a la pared con vinil.
Como la Mirada de infinitas mujeres que recorren
Diariamente trayectos peligrosos
Por ir a su trabajo,
Por ir a su escuela,
Por regresar o ir cerca de la frontera,
Como en Ciudad Juárez,
Como en Guatemala,
Chivos expiatorios de la política, del narcotráfico y de la pobreza,
Mujeres que bajan y suben de sus transportes
Mirando de reojo,
Espejeando,
Como con espejos retrovisores
De una Mirada tatuada de oraciones
Una Mirada que hemos aprendido involuntariamente
A llevar a cuestas,
Volteando incesantemente
Para ver si alguien nos sigue
Si alguien esta escondido en la parada
Si van siguiendo al colectivo
Si en el camión alguien nos mira
Espejos llenos de rezos y plegarias
De las hijas, de las madres y de todas
Las que somos y queremos.
En este transitar al sur de las fronteras.
03 septiembre 2009
worthless battles
A veces luchamos batallas muy al estilo de Sísifo. Y pasamos eternidades subiendo enormes rocas por laderas tan empinadas que, cuando estamos a punto de llegar a la cima, invariablemente, se precipitan al vacío y nos fuerzan a comenzar de nuevo.
01 septiembre 2009
De una sentada...
En él, el director nos presenta una composición de imágenes en blanco y negro, todas mostrando consecuencias -humanas principalmente- de la tragedia de aquel 26 de abril de 1986; historias de las víctimas del cruel suceso.
Y, aún así, esos niños no han dejado de ser niños. Y miramos sus juegos, sus alegrías, sus angustias. Las impactantes imágenes se siguen una de otra mientras el director las narra. Niños que no caminan, que comen en el suelo. “Como si fuera otra raza” –narra. La misión de estos pequeños seres humanos es, simplemente, sobrevivir.
Es una mirada menos ingenua a la realidad: en Chernobyl la cantidad de material radiactivo liberado, 500 veces mayor al de la bomba de Hiroshima, causó y sigue causando enormes enfermedades y muchas muertes. De hecho, el informe del Fórum de Chernóbil estimó que el número total de víctimas que se deberán al accidente se elevará a 4000.
Llama la atención la claridad con la que el director maneja la temática, sin pretender tomar alguna posición política. Las fotografías logran admirables contrastes que, junto con la música, comunican una tensión y una turbación interesante.
25 agosto 2009
Hormiguitas
Ahora que volvimos a clases, la ciudad es un verdadero hormiguero -al menos desde la perspectiva de Joel Sampayo o Google Earth. Y, así como las hormigas llevan en sus espaldas el peso de los granos que las alimentarán en invierno, así nosotros llevamos el peso del padecimiento que nos regaló la posmodernidad –o la modernidad-: el estrés.
Pero no quiero hablar del estrés –demasiado trillado-, ni del inicio de clases, ni de las hormigas. Quiero hablar de las enfermedades que trajimos (y contrajimos) con nosotros después de las vacaciones. Porque si bien la influenza AH1N1 parece ahora un fantasma –no lo es, créanme-, también es cierto que existen otras enfermedades veraniegas (las intoxicaciones alimentarias, diarreas, insolaciones, conjuntivitis, picaduras de insectos, infecciones de las vías respiratorias o muchas más).
Cuando pienso en estos malestares contagiosas al contacto, cuando pienso en la influenza, me imagino irremediablemente un gran juego de voto (o boto). Aquél con el que pasan –pasaban, pasábamos- las horas los infantes. Es, según mis encuestas, el tercero después de las escondidas –que es el favorito de los niños-, y el Billy bulldog -que quizá sea más local, pero no por ello menos favorito-.
Algunos niños quisieran que existiera un tapabocas a la hora del juego; algunos de nosotros desearíamos que el tapabocas fuera un verdadero protector.
¡En fin! Hablando así, se puede decir que “las traigo”, que a mí ya me tocó. No sé aún si es influenza o alguna de esas otras venganzas del verano, lo que sí sé es que comenzó el domingo en el cine y que aún hoy no termina.
También sé –acabo de hacer la cita- que el médico viene a verme. Así que, no se apuren, pronto sabremos qué fue.
Estoy preparando mi discurso inicial para el diagnóstico. Creo que comenzaré diciendo algo así: Mire doctor, empecé con un ligero dolor de garganta y un poco de sueño, que se convirtió, ese mismo día, en un cansancio autoritario. Tanto, que tuve que dormir temprano –más que lo usual-. Por la noche hubo escalofríos, sudor, molestia muscular. Amanecí sin garganta –explotó mientras dormía-, luego sólo malestar general y un poco de tos. ¿Fiebre?, no sé, ¿calentura?, creo que poca... y continuaría.
Me han preguntado varias veces si es influenza... sobretodo después de ponerlo en mi "status". Pues, a todos los que preguntaron, ya lo veremos. Por ahora lo único que quiero es terminar este juego, que ya me cansé.
Comencé diciendo que la ciudad parecía hormiguero. Y, ¿por qué no podemos, como ellas, soportar el peso de los días, de las responsabilidades, el de nuestro propio cuerpo siquiera?
La foto es de Pol Úbeda Hervas, desde Getty Images.
18 agosto 2009
diarios de ¿una pasión?
E inmediatamente pensé en la afectividad. ¡Qué espesa es la niebla que ‘hoy día’ rodea el corazón humano! Y dijo mi interior ¡qué pobre personaje quien pretendiera echar al agua las cenizas de su fallecida afectividad!
Pues, ¿cómo puedes permitirte dejar de experimentar esa humana pasión, que por tanto tiempo fue lo que te mantuvo vivo; la que, instruida por ese "coco" que ahora es calvo, generaba esa personalidad atractiva?, ¿cómo es que te convertiste en piedra, la horrenda pesadilla de esta fábula viviente?, ¿cómo es que olvidaste la expresión de “esa alegría” de la que hablaba Aristóteles?
Me tuvieron qué repetir la noticia un par de veces. Mi cabeza estaba saturada de información. Yo le miraba fijamente, sus labios seguían moviéndose, pero sólo escuchaba un bla, bla lento y espeso. Era la grave voz de un gigante que apenas balbuceaba, como recién nacido que dice –intenta decir- sus primeras palabras.
Entrecerré los ojos. Presté más atención. Y su voz volvió: “por lo tanto creemos que…”. Me puedes decir de nuevo, -recuerdo que dije. O sea, es definitivo, -repetí. Y sí. Ya no había marcha atrás.
Y la noticia era tan boba. No sabía por qué me pegaba tanto. Me senté de nuevo frente al televisor y el tiempo se detuvo. Y descubrí los mundos y la importancia del acontecimiento.
¡Qué increíbles son las pasiones humanas!, me dije. Supuse –quizá ingenuamente- que por ser humanas son buenas, pero me regocijé porque descubrí que, entre zombies, seguía vivo.
11 agosto 2009
Memento
Porque si la vida pasa así, si la vida sigue como va, habrá un millón de detalles qué contar. Sería absurdo mirarse de frente y no poder decir nada. Pero, ¿y si perdiéramos la capacidad de escuchar?, ¿o de hablar?, ¿si fuera cierta la leyenda de Benjamin Button?, ¿si todos rejuveneciéramos hasta convertirnos en bebés? Porque, de hecho, lo hacemos.
Ese día amaneció como cualquier otro. Estaba solo. El calor de la compañía perdió su olor repentinamente. Se sentía cansado. Parecía que todo dolía. Sentimientos encontrados mariposeaban en su espíritu.
Se intentó levantar como lo hacía el día anterior. Ya no podía. Lo más que pudo fue sentarse ayudado de un barandal que encontró por sorpresa al lado de su cama. Ya sentado, se percató de que sí había un calor, el de su propia agua menor –manera polite para decir orina. Sus manos estaban llenas de pecas; su cuerpo entero, arrugada; el pelo era ya blanco. Todo había cambiado. Esa bola de nieve pasó tan de prisa para él. Todo dolía, todo dolía.
Y, mirándose al espejo, soltó una pequeña carcajada. Ya no recordaba su rostro. Ya no recordaba su nombre, ni detalles de su vida. Ya no recordaba por qué estaba allí, ni se acordaba de los textos en italiano que recitaba todas las mañanas.
Lo sentaron en su silla y lo llevaron al baño. Tomó con esfuerzo la navaja de afeitar y comenzó a rasurarse, tal como lo hacía en aquellas épocas. Eso no se olvida. ¿Y esta desgracia?, -pensaba, ¿por qué a mí?- se decía.
Lo llevaron a la mesa. Y ahí estaba su café matutino, sus tres distintos periódicos, el platillo que sería su favorito: huevos revueltos, jugo de naranja. Y ahí estaba ella, …
La imagen es de Tim Scott, de Getty Images
28 julio 2009
Uno no se puede bañar dos veces en el mismo río
Estoy atolondrado con los últimos cambios. Disculpe usted, pero ya no me da más mi juventud. Parezco y padezco la piel de un viejo camaleón, que se ha cansado de cambiar de color. O, no sé, me siento como un parque de diversiones que se ha esforzado por seguir en pié, pero fracasa después de tantas vueltas.
No bastó con que Obama o Rodrigo Medina salieran victoriosos; no, con que tocáramos fondo como cinco veces (me refiero a la crisis económica); no bastó tampoco con la influencia, ni con la influenza; no bastó con la muerte de Farrah o Michael Jackson (ni con todos los chistes que surgieron al respecto / que en paz descansen, por cierto).
Y es que, en verano, a la gente le ha dado por cambiar. Parece cierto eso que Heráclito dijo sobre el mundo -este fuego eterno que se enciende y se extingue según medida-. (Lo digo por el cambio, no por el fuego. Aunque, con estos calores, es probable que aplique el cambio y el fuego.)
¿Qué pasa?, ¿estará de vacaciones la razón?
Yo sólo quiero improvisar un poco e ir un paso adelante; que me cedan un poco de intuición. Quiero preguntarle al mundo cuál es su medida. Y quiero que me responda.
Por ahora sólo me quedan estas premoniciones.
24 julio 2009
Crónicas de manejo en la ciudad
10 julio 2009
La mujer de Abdías
05 julio 2009
El síndrome de la doble aparición
Y es que ya son repetidas las veces que soy víctima del “sda” en los últimos meses. Yo mismo me he recetado volver a los problemas matemáticos ante esta situación. He regresado a los libros de lógica e incluso al griego. Es la única solución que he encontrado –estaba en Yahoo! answers-.
Y ¿ya se solucionó?, ¡no! ¡Continúa! La última vez fue hace dos días, cuando apareció esa persona azarosamente por segunda ocasión. ¿Quién era? Y, ¿cómo voy a saber? Si no la conozco.
Veamos:
27 de junio –no estoy seguro de la fecha exacta, pero es lo menos importante-. Sierra Madre Brewing Co. Tomaba cervezas con un amigo. Fuimos allí porque queríamos festejar mi cumpleaños retrasadamente. No pudo ir a mi fiesta y propuso recompensarlo con una “Chipinque” –creo que así se llama la RedAle-. Platicábamos tranquilamente. Subí, de pronto la mirada y noté que alguien me observaba desde la mesa de enfrente. Me parecía conocido, de hace algunos años, pero me “sordeé”.
29 de junio -dos días después-. Recorría la ciudad con mi 206. Una mirada vuelve a llamar la atención. Se trataba del mismo sujeto, mirándome de la misma extraña manera.
Ok. No le pones atención si te pasa una sola vez. Pero ¡¿qué si tu vida de pronto se llena de esos encuentros?! Es decir, ¿cuál es la probabilidad de que dos sujetos completamente extraños se encuentren en dos sitios distintos y sin ninguna conexión entre sí?
Antes del 27, tuve un caso de “sda” con sólo horas de retraso. Me encuentro a una persona en el supermercado. Me topo con ella. Me pregunta algunos detalles de mi compra. Nos vamos. A las pocas horas estábamos los dos en una plaza de la ciudad. Dos rumbos completamente distintos. Otra mirada azarosa. Y fin.
¿Será una especie de Déjà vu?, ¿de un extraño sentido de familiaridad pero con personas específicas?, ¿me estará haciendo daño estar frente a las computadoras por más de 12 horas diarias?, ¿será problema del alcohol?, ¡son mis premoniciones de vuelta!
La imagen es de Matthias Clamer
04 junio 2009
Entre cajones y burós
Prometo un día de estos volver a ese buró, sacar el post-it y redactar al menos 5 de esas 20 entradas.
Por ahora me pongo a ver Esperanza Beach. Los veo.
10 mayo 2009
Ayer soñé...
Rosalinda es de esas señoras que lloran cada vez que rezan el Padrenuestro; ésas que se pasan horas en las iglesias sobando los pies de los santos y que se persignan una y otra vez. De ésas que se conmueven sólo con ver imágenes de sus nietos; que se ponen nerviosas con el más pequeño ruido en la noche. Vive sola, pero piensa que son sus últimos años así: sospecha que sus hijos la mandarán al asilo pronto. Ya no sabe si le molesta. Prefiere eso que la soledad absoluta.
Georgina, en cambio, dirige una asociación de beneficencia. Se dedica a recoger mujeres de la calle. Pero no es como Rosalinda. Georgina se ha casado más de una vez; operado más de una docena. Es dura con todas y más consigo misma. Piensa y se viste como si tuviera 40 y tiene 68. Maneja un mercedes del año color rojo.
Rosa, no seas amargada y sal. Vive la vida, que se te acaba. Dijo una. Estoy bien, ¿tú qué sabes?, ¡hace años que no me ves! Contestó la otra. Me iré sola. Resolvió. Bueno. Nos vemos a las cuatro.
Rosalinda tomó el tapabocas que le había llevado su hija hacía una semana, encendió el coche, un malibú del ’98, y se fue. Georgina acababa de recibir su masaje semanal. Tomó su celular y le marcó a su amiga. Nada. No contestó. La otra nunca se acostumbró al móvil. Lo había dejado en su casa. Rosa escuchaba las noticias en el radio. “Influenza, influenza, influenza”. Georgina, ya sobre su coche, estornudó. No se perturbó. Se retiró los guantes para manejar, tomó un pañuelo y limpió su nariz.
Rosa llegó al café al cuarto para las cuatro. Me perturbó el intenso rosa mexicano de su falda larga. Yo la miraba desde la mesa contigua. Ella no traía puesto el tapabocas. Seguro lo olvidó en su auto. Georgina llegó unos minutos después de las cuatro. Siempre impuntual. Siempre pensó que era glamoroso llegar tarde, llamar la atención. Se saludaron de abrazo. Cualquiera que las observara, diría que se trataba de personas de dos épocas distintas. Aquella tarde hubo lágrimas, besos, risas, y hasta carcajadas.
Georgina murió dos semanas más tarde de influenza porcina. Rosalinda también. De las personas que estuvieron en ese Starbucks, más del 50% resultaron infectados; el 20% fue a dar al hospital. Ahora ellos saben que la influenza es una realidad.
Al funeral de Rosalinda acudieron más de 500 personas. Muchas lágrimas. Muchas. A Georgina no la visitó más que su antiguo amante.
Georgina y Rosalinda fueron, en mi sueño, las dos primeras muertes por influenza porcina en Monterrey.
22 abril 2009
Mein Kampf
Según mi teoría, primero despierta la cabeza –nos damos cuenta que existimos y que somos nosotros- y luego el cuerpo.
Quizá a veces duela un poco la parte baja de la columna –allí donde se acumula el mal de nuestros días (el estrés)- y la alergia a Monterrey haya hecho de las suyas otra vez. Quizá no. Probablemente amanezca y todo esté claro; todo parezca fácil. La batalla inicial está resuelta: me puedo levantar.
A veces me quedo en la cama por unos instantes. Contemplando. A veces es el único momento del día en donde parece que todo está detenido. Y respiro profundo porque será un gran día. Y agradezco poder levantarme.
Hay días en donde salto pues, con sólo despertar, el hambre ya me invade. Entonces me dirijo a la cocina inmediatamente. Sé reconocer cuando mis padres dejaron algo preparado. El olor invade toda la casa. Otras veces el hambre no es tanta, y primero me tomo un baño, me arreglo y ya luego bajo a desayunar. Siempre desayuno.
Pero mi batalla no es despertarme o desayunar, mi batalla comienza a la hora de subir al coche. En ese momento –siempre- respiro profundamente –como un niño nervioso que se prepara para hablar en público-, enciendo el automóvil y salgo en primera. A veces –pobre de mí- dejo el freno de mano y el carro se trepa en sí mismo, no avanza. Es divertido.
Cuando es un día normal, me tropiezo con mi pesadilla en Insurgentes: los autos están parados. Las mujeres traen el espejo abierto y se maquillan frenéticamente, otras –las despreocupadas- fuman. Los hombres están irritados todos e intentan cambiarse de carril. Algunos suenan el claxon, otros hablan por celular. Yo: me sublevo y enciendo la 90.5 FM.
Y en luz verde, parece que la gente se transforma: nadie te deja pasar, todo mundo se voltea la cara porque, en el anonimato de un coche, las personalidades mutan. La muchedumbre, enmascarada, pierde su pseudo-compostura. Yo mismo no sé quién soy. Y no hago filas, y me salto los altos, y rompo las reglas de tránsito. Pareciera que, de no hacerlo, jamás llegaría a mi destino.
Hace unos días concluí que manejar en tráfico –así como el futbol- no es lo mío. Y ¡ni modo!, hay qué aceptar nuestras limitaciones. Disfruto tanto la ciudad cuando es semana santa o cuando pasan de las 11.00 pm. Cuando sea grande y pudiente –si es que no muero antes en un accidente vial- tendré un chofer personal. Y sólo manejaré en carretera. Quizá termine construyendo mi propia pista de carreras, para sentir esa adrenalina de la velocidad.
Respeto a los taxistas y a los choferes sólo por esa razón. Ellos se tragan mi pesadilla todos los días. Respeto también a aquellos que decidieron que, en un mundo más verde, todos nos moveremos en bicicletas.
La foto es de negzzz, publicada en flickr y se titula: Into the Burning Sun.
05 abril 2009
sursum corda
Los artistas en general tienen ese objetivo: "llevarte -como dice Daniel- al sentimiento de lo sublime". No todos lo logran. Pero cuando encuentras uno que lo hace. (,,,) Quizá me he ciclado en Slumdog Millionarie, Le Scaphandre et le Papillon, y The Kite Runner. "Inspiradoras", pondría yo en sus portadas al estilo americano.
No me queda más que reproducir en mi memoria esas escenas que dan vida a la vida -valga la redundancia-. Y ahora, con la ayuda del "Internet", reproducir también en este espacio una de esas pinturas. He aquí un fragmento, pluma de Jean-Do Bauby, en Le Scaphandre et le Papillon:
"Detrás de la cortina raída, un brillo pálido anuncia el amanecer. Me duelen los talones, mi cabeza pesa una tonelada, todo mi cuerpo está atrapado en una especie de escafandra. Mi tarea actual consiste en escribir las notas del viaje inmóvil de un náufrago en las costas de la soledad.
"Originalmente, este Hospital Naval era para niños con tuberculosis. En el vestíbulo principal hay un busto de mármol blanco de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, la madrina del hospital, que lo visitaba a menudo.
"Había una gran granja, una escuela, y un lugar en el que, según dicen, el gran Diaghilev ensayaba sus Ballets Rusos. Dicen que fue aquí que Nijinsky dio su famoso salto de tres metros en el aire.
"Ya nadie salta aquí. Ahora sólo hay ancianos y débiles, o rígidos y mudos, como yo. Un batallón de lisiados. Me gusta que me lleven a un lugar que llamo Cinecitti, una terraza desierta que da a un paisaje colmado del carisma poético y no convencional de un escenario de cine. Al pie de las dunas, algunos edificios forman un pueblo fantasma del Oeste.
"Me gusta ver los suburbios de Berck.Parecen una maqueta de tren eléctrico. Y la espuma del mar es tan blanca que parecen efectos especiales.
"Pero mi vista preferida es el faro. Alto, robusto y tranquilizador, con sus rayas rojas y blancas. Me coloco bajo su protección fraternal, que cuida no sólo a los marineros, sino a los enfermos, cuyo destino ha lanzado a los confines de la vida..."
Fue todo lo que pude conseguir. Si alguien encuentra el libro completo, que parece ser una obra de arte, por favor que me lo notifique.
03 abril 2009
Rumi poem, Kite Runner
Una de las escenas más conmovedoras es aquella en donde, metidos en un tanque oscuro, mientras padre e hijo escapan, éste último recita el siguiente poema...
¿Quiénes somos en este mundo tan complejo?
Si acaso dormimos, somos somnolientos suyos,
Y si despertamos, estamos en sus manos.
Si llegamos a las lágrimas,
somos su nube llena de gotas de lluvia.
Y si reímos,
somos su relámpago en ese momento.
Y si nos enojamos y peleamos,
es por el reflejo de su cólera.
Si alcanzamos la paz y el perdón,
somos el reflejo de su Amor.
¿Quiénes somos en este mundo tan complejo?
...........
Traducción desde el inglés por Oscar Ramírez
30 marzo 2009
Abdías
25 marzo 2009
lugares
Los tres son lugares de reunión. En los tres hay movimiento; un fluir de personas. En los tres, los sentimientos pueden llegar a su máxima expresión (ya sea expuestos en lágrimas, risas y hasta baile). En los tres hay abrazos (quizás manifestando cosas distintas).
En los tres, la espera es un elemento importante.
En un aeropuerto, espera el que va a salir, pero también lo hace aquél que aguarda la venida de un ser querido. Esperamos en la fila a que nos den el boleto; mientras documentamos; para que nos hagan la inspección; para subir al avión; para bajar; recoger el equipaje… esperamos llegar al lugar deseado; que estén allí esperando al llegar; dar ese abrazo; esperamos que nos reciban con alegría…
En un antro la espera es distinta. Allí esperas entrar; esperas mientras el mesero sirve las bebidas; esperas bailar; esperas ponerte o no ponerte borracho –de los antros y los borrachos quizá surja una nueva entrada. Y luego ya no esperas nada.
En un funeral, esperas que el muerto esté en el cielo. Esperas poder saludar a la familia; esperas que tu abrazo diga las palabras que no te atreviste a decir; esperas que el negro que traigas puesto no esté desteñido; esperas que tu funeral esté tan lleno como ese.
En fin, creo que no son tan distintos.
¡Hay del aquél que los quiera visitar el mismo fin!
16 marzo 2009
Matías
Autores argumentan: el nombre -el hecho de que nos llamen de un modo específico- es un rasgo naturalmente humano. No nos suena -dicen- otro ser vivo que lo haga.
Intenté buscar en mi memoria un buen ejemplo que sustentara la aseveración que recién reescribo. No pude recordar un caso en donde me haya sentido menos por ello, pero sí que me acordé de un profesor que me llamó la atención fuertemente después de unos meses en que sólo le dirigí la palabra diciéndole "oye": "oye, ¿cómo se resolvía el problema?", "oye, ¿cómo puedo mejorar esta entrada?, "oye, ¿qué día será el cierre?". Me dijo en una ocasión, frente a todo el salón, "es una falta de respeto enorme que nunca me llames por mi nombre" y continuó por unos 10 minutos justificando su enojo. Algunas comunicadoras dejaron de usar el facebook para poner un poco de atención. Fueron fuertes palabras. Un psicólogo hubiera percibido traumas infantiles.
Recordé también el caso Montoya. Este comunicador se dejó decir Montalvo durante 1 mes de clases. La maestra de legislación le llamaba erróneamente así, y él obedecía a un nombre que no era el suyo. Hasta que un día, mirando la lista de asistencia, la maestra se notaba perturbada. Le preguntamos "¿qué pasa maestra?" y nos dijo, "Nada, simplemente no lo encuentro señor Montalvo". Y Montalvo resultó ser Montoya. La maestra se sintió tan mal consigo, que a partir de entonces el tal Montoya tiene ciertos privilegios -uno de los cuales es salir a las 14, en vez de las 14.15, hora en que termina la clase. ¡Abogados!
El colmo es Matías, uno de esos personajes anónimos que rellenan las máquinas de snacks. Su verdadero nombre es Abdías, nos confesó hace unos días, pero se deja decir Matías e incluso se presenta así desde que notó "la incapacidad" de los regios de llamarle por su nombre. "Matías es más fácil. Por eso ahora soy Matías", decía con una sonrisa ingenua que a Macías y a mí nos dio lástima. "Bueno -dijo Macías- al menos así no se me olvida. Rima con mi nombre". No sé si le podré decir Matías, ahora que sé que se llama Abdías.
Hablarle a alguien por su nombre es tomártelo(la) en serio. Las madres utilizan este recurso cuando quieren regañar a sus hijos. "Oscar Manuel", me decían de pequeño, y ya sabía que venía el castigo. Uno se "siente" bien cuando le llaman por su nombre. En ese momento "significamos" algo para la persona que nos llama. Intenten, dejen de decir "wey", "oye", "cuate", "compa", "amigo", "hermano", etc. Es un buen ejercicio.
En fin, la entrada era simplemente para contar la historia de Matías. Aquél personaje (ya no es anónimo) que recorre Valle del Campestre silenciosa y sigilosamente.
03 marzo 2009
Kabul
Un fragmento aparece en Mil Soles Espléndidos, de Khaled Hosseini (autor de Cometas en el Cielo). La otra parte (que es la mayor parte) es traducción mía (muy literal y muy mala) desde el inglés.
A ver cómo lo leen. Se aceptan sugerencias.
....................
Kabul
Ah! Qué hermosa es Kabul, cercada por sus áridas montañas
Y Rosa, que envidia los rastros de espinas
Sus ráfagas de arena pican levemente mis ojos
Pero la amo, que el conocimiento y el amor mismo han nacido de este polvo
Mi canción exalta sus tulipanes grandiosos
¡Y en la belleza de sus árboles, me ruborizo!
¡Qué brillantes son los ríos de Pul-I Bastaan!
¡Que Alá proteja tal belleza del malvado ojo humano!
Khizr escogió el camino a Kabul para alcanzar el Paraíso
Pues sus montañas lo llevaron cerca de los placeres del cielo
Desde la fortaleza con extendidas paredes, un dragón de protección,
Cada piedra es más preciosa que el tesoro de Shayagan
Cada calle de Kabul es cautivadora al ojo
A través los bazares, las caravanas de Egipto pasan
Son incontables las lunas que brillan sobre sus azoteas,
O los mil soles espléndidos que se ocultan tras sus muros.
Su risa temprana disfruta el regocijo de las flores
Sus noches de oscuridad, las reflexiones de brillantes cabellos
Sus ruiseñores melódicos, con pasión cantan sus canciones
Ardientes melodías, que abandonan como encendidas, y caen a torrentes de sus gargantas
Y yo, canto en los jardines de Jahanara, de Sharbara
Y aún las trompetas de cielo envidian sus verdes pastos
Saib-e-Tabrizi
Traducción por Oscar Ramírez
01 marzo 2009
Just my imagination (Le scaphandre et le papillon)
Jean-Dominique Bauby
25 febrero 2009
África, un sueño
19 febrero 2009
otra entrada sobre futbol (casi me emociona)
Es interesante cómo la aseveración 'no me gusta el futbol' caduca cada vez más. De hecho, cuando me senté a redactar esta entrada, me percaté que es de los únicos temas de los que he hablado más de dos veces (1) (2). No es casualidad.
La verdad es que este sábado, de intruso el estadio tecnológico, me picó la pasión. Y grité cada uno de los tres goles de los rayados.
Allí entendí lo que significa vivir por un equipo. De hecho, lo disfruté. Poco podía poner atención a lo que me platicaban los demás, porque mis ojos estaban en el juego. ¡Hasta me sabía los nombres de los jugadores!
Me deleité escuchando las porras y las críticas a los jugadores. "Mimo, tu mamá..." vitoreaban a Torrado porque llevaba exceso de bloqueador en la cara. "Mimo, no seas 'nena', quémate un poquito...", decían otros. Y, en medio de ese anonimato, criticaban hasta al hombre de las cervezas. "Güero, te la "!·$"!·$", "no, ma"$!"·, güero". Con decir que, cuando me cayó la cerveza al tercer gol, reí en vez de enfadarme, porque ya estaba en un ambiente "estadial" -o whatever.
Y el espectáculo de medio tiempo, no se diga. Era 14 de febrero -día del amor y la amistad- y obligaron a las parejas amarradas a hacer enormes osos. Por cierto, una mujer fue la única que metió gol.
Al final quería hasta comprarme la playera -sólo tengo la de visitante de hace como 5 temporadas-. Y regresar cada sábado que quiera divertirme un rato en el circo de los tachones amarillos.
Me pregunto cómo sería tener un equipo a nivel europeo, cómo sería ir a verlos...
11 febrero 2009
mi generación (parte ii)
Nuestra generación piensa en un futuro de paz, en donde el soporte sea la justicia social; un punto de partida. La nuestra, sueña en vivir; en amar. La nuestra es una generación de color. Es una generación que rescata la amistad. Una de ideas que se llevan a cabo, una de cambios radicales, de revoluciones científicas y de cambios de paradigma constantes.
La nuestra es la era de las comunicaciones, una en donde cada día hay nuevas formas de ponerse en contacto. La nuestra, es una sociedad de valores; una de raíces que toman nuevas posiciones y de anclajes que se levantan para depositarse en nuevos terrenos que son grandes horizontes. La nuestra es una generación que mira al futuro, que tiene los pies bien puestos en la tierra.
La nuestra es una generación que ha sufrido los ataques del narcotráfico y del terrorismo, de las armas, de las drogas, de los secuestros, del consumismo, de la pérdida del sentido; pero que se apoya en ellos como en un trampolín de gimnasia. La nuestra es una era en donde lo nuevo es un valor y lo viejo se desprecia; en donde los lazos cada vez son menos importantes. La nuestra es una generación que se comporta distinto; que mira al frente.
La nuestra es la siguiente generación.
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mi querido diario... ¡pobre de mi memoria!
La siguiente imagen es de mí mismo mirando a mi lado izquierdo. Allí estaba una señora en "pants". Acababa de chocar, ocasionando una carambola de, fácil, 4 ó 5 coches (autos). Había un taxi entre ellos por supuesto. Y de pronto estaba ya sentado, diseñando mi logo de hoy. Quedó bien. De hecho, lo abrí hace unos minutos para verificar si estaba bien. Y así fue. ¡Estaba bien!
Subí a mi ex-oficina (la que está en el cerro). Bajé el material para la junta de mañana. Y ahora espero que la clase de marketing político entre a mi cabeza como por infusión (algo así decía un punto de camino).
Hoy, así las cosas, fue un día corriente en la vida de un pequeño joven emprendedor: desiciones al azar, colores por doquier, locaciones de oficina, imágenes y sonidos, futbol (por cierto, qué mal partido el de hoy)... y nada... sigo con mi crisis editorial (si es que así se le llama).
06 febrero 2009
cero, uno, ochocientos
Esas figurillas se esconden en cajones distintos. Y van apareciendo en cuando hago click allí en el contenedor.
Unos contenedores son muy nuevos, recién construidos, y permiten la entrada a grupos selectos. Otros, piden reunir ciertos requisitos para entrar, como la mayoría de edad o tener alguna nacionalidad. Otros son abiertos y libres.
He intentado mantenerme en contacto con las personillas de los primeros cajones, de aquellos que tengo más a la mano. Pero, justo cuando la dinámica del conocimiento mutuo comienza, desaparecen como la sal.
Quiero salirme de este mundo en donde nadie es sincero. Quiero estar allá afuera, en donde todo es permanente y nada fugaz. Allá en donde está el sonriente guardia de azul -ese mismo que multó a las sampetrinas aquel día-. Quiero que retiren esas cámaras de este rostro, que solloza por dentro porque no encuentra la realidad.
05 febrero 2009
plog-moniciones
Entre los múltiples sentidos que aparecen en la Wikipedia está el siguiente: Plog, a 'poem blog'. Plog, un 'blog poético'. Viene, me imagino, de (P)oetry, y (LOG) diario. Así, es un diario de poesías.
Esa es la clasificación de este blog: ¡es un plog!
Ploggéate con premoniciones.
03 febrero 2009
mi acordeón
02 febrero 2009
Los polis (distintos de las 'polis' griegas)
Su esposa le había preparado un licuado con fruta y almendras -ese que a él le gusta-, y lo puso en un termo de la campaña política de Maderito para alcalde de Monterrey.
Plutarco vive en una ranchería por la Huasteca. Tomó la 29 y llegó poco después de las 6.00 a recoger su moto y su caso. El uniforme, ya lo traía puesto. Él ya sabía cuál era su misión: por la mañana daría rondas por Vasconcelos, a mediodía se detendría en los tacos del Mode (los que están al lado de la Iglesia del Mater, en la que todos se quedan afuera), y en la tarde, su puesto sería Alfonso Reyes, entre Bosques y Lomas del Valle.
Plutarco multó, ese mismo día, unas 34 jóvenes regias. 23 de ellas dieron mordida, 5 repelaron hasta el llanto, las restantes escaparon.
Plutarco regresó a su casa a las 7.34 pm. con una sonrisa pero estaba triste.
26 enero 2009
mañana llueve en Paris
Y miro hacia todos lados. Y mi soledad me abruma. Ahí estoy sediento de todo pero basto de creatividad.
Tomo entonces la pluma que traigo en el bolsillo de mi chamarra y dibujo símbolos mayas de S.O.S. –aquellos que aprendí en la primaria-. Su fuego arde tan intenso, que me deja ciego por unos minutos. Pero, después de ese penetrante dolor, recupero una vista perfecta.
Ahí arrojo mis lentes, los golpeo y salto sobre ellos. De pronto todo mi cuerpo toma energías cósmicas. Y corro más veloz que un jabalí.
Ahí comienzo a percibir un miedo externo, como si un nuevo sentido despertara en mí. Y me acerco a lo que parecía una tormenta de arena. Ahí está, en medio, un pequeño niño. Sucio. Está temblando. Lo sostengo en mis brazos y lo llevo lejos, a lo que, según, era mi hogar.
Su miedo había consumido la pizca de irritación que corría por mis venas. Arribamos al lugar. Sujeto al pequeño niño, le ayudo a limpiarse.
Y descubrí que era yo mismo.
Impresionado, salí al desierto de nuevo. Y comenzó a llover.
18 enero 2009
Aún
Ella, la razón, nos reveló que una rosa es una rosa; que el mundo está triste; que Dios existe y que la lógica pronto perdería sentido.
Pero no le creímos. Salimos corriendo y más bien confiamos en lo que los latidos del corazón nos dictaban como en clave morse.
Esta mañana, bajo mi almohada, encontré un recado firmado por ella. Decía: "En breve, desaparecerá la ansiedad por agradar, no existirá más la necesidad de acumular bienes o fama, jamás sentirás de nuevo la urgencia por mostrar el propio valor: la razón."
Y luego miré arriba. Estaba rodeado de personas con celular en mano.
17 enero 2009
Desperté, desperté...
“Lo que veis en vuestras pantallas de televisión y lo que oís no es en absoluto todo el sufrimiento real por el que está pasando nuestro pueblo de Gaza. Ni la televisión ni la radio pueden transmitir en toda su amplitud lo que está pasando en nuestra tierra.”
“El asedio de Gaza es un huracán que crece por momentos hasta convertirse en un crimen contra la humanidad. El pueblo de Gaza hoy, lleva su tragedia al juicio de la conciencia de cada hombre "de buena voluntad".”
“Nuestros niños viven en un estado constante de pánico y terror, y esto les hace enfermar. Esto y la falta de alimentos, la mala alimentación, la pobreza, el frío...”
09 enero 2009
ache, ene y griega
Acá eso no. Acá... mejor hablamos (hemos hablado, hemos especulado) de los viejos, de futbol o de más futbol. Acá, nuestras premoniciones van sobre albercas de pelotas, el mundo del periodismo, y hasta la muerte.
Y hoy, me dieron ganas de recordar en lugar de preconcebir; de optar por las memorias en vez de por las premoniciones. Hasta intenté cambiar por un día el título del blog, que dijera MEMORIAS, pero entonces nadie daría con la página e incluso todos los links comenzarían con fallos. Y eso, "no está cool" como dicen por ahí.
Mejor quedémonos con éste y con los mejores deseos del año, del "ache, ene y griega". Dicen que será bueno después de todo (de hecho dicen lo contrario, pero no pelen mucho a mis amigos periodistas... a veces -siempre- hablan de más). Al dos mil nueve yo lo veo lleno de oportunidades, de retos, de alternativas; lo veo lleno de golpes por delante y por detrás, pero golpes vistos desde los ojos de un masoquista. Yo pedí la paz mundial, un perro, que se acabe el calentamiento global, éxito en el trabajo y algo más.
Les deseo un año feliz y lleno de premoniciones.