09 diciembre 2007

más sobre futbol

Hace poco -la tierra en mis ojos- miré de lejos un partido de futbol, categoría 98 o más. Se trataba de un baile de personillas de menos de un metro de estatura, peleando por un balón que quizás les superara en peso. Lo increíble no era eso -eso es de todos los días-, lo increíble era ver a las mamás. Siempre me ha llamado la atención la pasión, pero nunca había llegado a ver golpes entre ellas -okey, no es cierto, nunca se golpearon.

El futbol es, según algunos, "el" deporte. Ya escribí alguna vez -ver abajo- sobre éste, no es mi intención repetir un tema que, además, no es mi pasión. Pero un fenómeno que sí que me atrae es la pasión de las personas hacia un deporte como cualquier otro. No he visto nunca una persona tan encendida en cólera como en la cancha.

En la cancha he visto -lo dije arriba en broma, pero ahora lo digo en serio- golpes, he visto gritos, sangre, abucheos, varias peleas, verdaderas carnicerías; a la gente salirse de sus "casillas". He visto, más que futbol, espectáculos estilo coliseo en donde, en veces, lo que queremos es otra cosa que el futbol. El futbol termina siendo siempre bronca.

Hace poco comía en un restaurante con algunos amigos, y notamos que la gente prestaba atención a la televisión, más que a sus propios acompañantes. Uno a uno fuimos revisando a todos los individuos que, de cuando en cuando, miraban de reojo a la pantalla. No era futbol, se trataba de un deporte gringo, entre lucha libre y pelea greco-romana, en donde dos tipos en calzoncillos pelean hasta que el primero se desmaye.

Quizás encontré automáticamente varias similitudes con el futbol.

1. La gente en las tribunas fuera de control
2. Golpes como parte del espectáculo
3. Apuestas en torno al ganador
4. Cerveza y otras bebidas embriagantes (quizás todos los deportes tengan este punto en común...)
5. Mujerzuchas
6. Sangre
7. Desmayos
8. Un ganador y un perdedor

Por eso mi tesis es que es más sano el arte, que el futbol.