06 septiembre 2007

era nuestra, de los nuestros... parte III del discurso

















Alvin Toffler, John Naisbitt, Yoneji Masuda, Saskia Sassen, James Martin, Manuel Castells y otros muchos, han llamado a nuestra sociedad “la sociedad de la información”. Tras muchos años, varias propuestas y diversas teorías, nos atrevemos a etiquetar a la nuestra como la “Era de la Información”.

Así reconocemos al período en el cual el movimiento de información se volvió más rápido que el movimiento físico; en donde la información se convierte en un recurso definitivo pero cada vez más efímero, ya que segundo tras segundo se genera nueva información que supera y, a veces, caduca la anterior.

La era de la información según Castells es, ante todo, un periodo histórico caracterizado por una revolución tecnológica en todos los ámbitos de la actividad humana; un sumario de metamorfosis en muchas dimensiones de la realidad en que vivimos; no es determinante de nuestro curso histórico, sino que se adapta a los países (o, más bien, cada país lo va tomando según su propia estructura).

Y, prevé Castells, si continúa su curso, comportaría la aceptación de que la propuesta según la cual la ciencia y la tecnología, utilizadas racionalmente, irán solucionando los principales problemas de la humanidad.

Así, por ejemplo, en Minority Report (el reporte o informe de las minorías), se plantea una situación en donde existe cierta tecnología que permite leer las mentes de profetas visionarios (pre-cogs). En la película, la policía es capaz de recibir la información de asesinatos con tiempo de antelación, que les permitía adelantarse a los mismos hechos y capturar a esos posibles asesinos.

Castells denomina informacional a este modelo de desarrollo, constituido por el surgimiento de un nuevo paradigma basado justamente en la tecnología de la información. Y así, como el industrialismo se orienta hacia el crecimiento económico, el informacionalismo se orienta hacia el desarrollo tecnológico, es decir, hacia la acumulación de conocimiento y hacia grados de complejidad más elevados en el procesamiento de la información.

La cuestión es si la información será capaz, alguna vez, de superar las barreras del tiempo; en donde el movimiento de la información supere la velocidad en que el mundo gira; si llegará el punto en donde la tecnología sea tan avanzada, que nos permita retar a la misma naturaleza. Eso es lo que, de fondo, plantea Minority Report. En la película vemos cómo es determinante la información al punto de anticiparse e incluso desafiar el tiempo y la propia libertad. Es claro el dilema entre la determinación que proviene de la información anticipada, y (contra) el libre albedrío.

La segunda tesis que vemos en la película es si la información puede ser del todo confiable o si, más bien, estamos confiando demasiado en ella, ¿será la solución a todos los problemas, tal y como lo plantea el informacionalismo (del que habla Castells)?

4 comentarios:

  1. Ya no importa la sabiduría. Todo es información. Hechos, datos, cosas, leyes.

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  2. gracias a esa movilidad de la información se puede pluripotenciar la amistad. ya lo decretaba el nyt cuando aseveraba que ahora la amistad está en compartir la vanalidad.

    como este comment vanal

    en cuanto a la sabiduría de la misma yo consultaría a sansei naka

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  3. pues a veces confiar mucho en la información ,hace q la gente pierda interes en leer clasicos

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  4. Esa foto es de Dubai, ahí de la nada en el desierto están haciendo los edificios más altos del mundo.

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