Me he trabado en la nada por unos minutos antes de comenzar a escribir. Ahí (aquí) frente a la computadora tuve “un viaje”. Fui a mi sueño de hoy, que me tiene todavía angustiado. Es una especie de ansiedad ligera que invade mi subconsciente desde ese momento y de la cual no me he podido liberar.
No creo que tenga algo qué ver con el peso del trabajo, o de los exámenes o con Los Secretos de la Razón; no con mis errores pasados o la crisis, la gripa porcina o el concierto de KOL; tampoco creo que esté relacionado con el video experimental (que no es experimental) o con la BigMac que comí. No. Creo que es un simple desliz de mi imaginación o de mi creatividad. Quizá sea la falta de creatividad o la cena con queso.
Estaba en el aeropuerto (uno inventado, muy al estilo Charles de Gaulle). Me acompañaban mi familia y mi novia. Era un día nublado, con mucho trabajo y exámenes finales; uno esperanzador en el que dejaría todo aquello atrás para comenzar un viaje a tierras nuevas. Era –quizá- una premonición de una salida (desde un aeropuerto que no conocía). Iría a estudiar una maestría o algo así. Me habrían dado una beca en el extranjero.
Nos despedimos. Hubo lágrimas (y así). Y (así sin más), después de horas de filas y de papeleo, recordé que no había hecho la maleta. No llevaba conmigo nada más que un par de dólares. Y allí me desperté, pero el sueño ha continuado en mi imaginación.
Descubrí que no era yo, sino un japonés (hijo de mexicanos) que viajaba por primera vez acá desde el aeropuerto de Kansai. Era un artista que venía a exponer su trabajo y era precisamente su trabajo el que olvidaba. Era mayor que yo, tenía como 35 años; era bajo de estatura, sus ojos no estaban rasgados a la japonesa, sino a la mexicana. Le gustaba escuchar Lovers in Japan cada vez que salía de viaje. De hecho la escuchó ese día. Él sí llegó acá. Y llegó a salvo. Y, para poder traer sus obras, tuvo que tomar dos trabajos. Comenzó a dar servicios de telefonía y clases de japonés. Por la tarde pinta y vende este nuevo material anticreativo a precios bajos.
Es fecha que su obra no llega. Es fecha que no aprende español.
Trippy. I like it.
ResponderEliminarTengo una idea que quiero escribir pero no sé si ponerla como cuento, como fragmento inventado de una novela inexistente o como un ensayo personal. Se me ocurrió ayer corriendo en Calzada, y creo que es una idea buena. Tiene que ver con la oscuridad, con un camino, con luces, con rostros y con un cielo lejano. A ver si me doy el tiempo para desarrollarla.
Esperaré ese post.
ResponderEliminarOjalá se hayan percatado de la premonición con los aeropuertos y el avión secuestrado en Cancún el día de hoy. Creo que este sitio cada vez es más real! jajaja... Un saludo!
ResponderEliminarNoo jaja, más bien me suena que era otro tipo de premonición y si era el aeropuerto de Charles de Gaulle
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