14 noviembre 2006

"Cruda noche" primer relato del diario de Joel

3 de septiembre

Me han recomendado que escriba la primera prueba. Lo hago dócilmente. Me retiré a dormir temprano esa noche. Tenía, quizás, poco sueño, pero deseaba dedicar unos momentos a recoger todo el “mugrero” que habían dejado mis prisas la mañana anterior. “Hienas han pasado” –repetía excusándome como la frase local. Amontoné todo pronto. Tenía ya algo más de sueño. Recé las oraciones debidas y recostéme, luego, sobre la dura cama. Adopté la posición más cómoda: miraba a la izquierda, un poco de lado el pecho, las piernas recogidas, tapado de cabeza a pies. Hacía algo de frío por lo que dejé un cobertor a mi lado derecho, sobre el buró. Comencé, así, a dormitar. Todo esto en cuestión de segundos. Soy de esas personas que no batallan ni un segundo para dormir. El leve tic-tac de mi reloj continuaba tocando. Todos los demás sentidos se apagan poco a poco. Sólo escucho. Y pienso. Mi cabeza está como cansada; siento un ligero dolor. Algo de alcohol –no mucho- fluye por mis venas aún. Ha sido una tarde de trabajo difícil seguida por una noche tensa. Millones de sujetillos verdes comenzaron de pronto a bajar por la ventana. Utilizaban una gran soga con la que repelaban por la pared. En mi piano, comienza a tocarse una extraña melodía. Yo no me puedo mover. Los sujetos, que ahora bailan al compás de la canción, se acercan cada vez más a mi cama. No puedo más que escuchar y ver. Veo sólo nubladamente. ¡Despierta! Nada. No puedo hacer nada. Mis miembros no responden. Los sujetos toman la cama y la tiran por la ventana. Yo sobre ella. El tic-tac sigue presente en mi caída. Despierto. Estoy en un cuarto blanco.

1 comentario:

  1. Leíste el diario de Toledo?

    Joel ya salió del hospital, ahora será trasladado al hospital psiquiátrico de la Universidad de Cataluña porque está trastornado.

    ¡Pobre Joel!

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