04 noviembre 2006

El faro, su guarda y la locura (parte cuarta)

-¡Hey!, despierta. No te quedes dormido.
-Perdón. Ayer dormí poco. He estado teniendo pesadillas que me despiertan a cada rato.
-¿Ah sí? Curioso. Mira que justamente así comenzó la locura de nuestro Joel.
-Nah... ¿En serio?
-Es verdad. Recuerda que el problema siempre está ahí en donde la realidad y el sueño se cruzan; donde no se sabe qué es fantasía y qué realidad; donde la vigilia comienza a ser parte de los sueños y los sueños de la vigilia.
-Bueno, bueno… y ¿qué más?
-Continúo: Joel se escapa, ¿recuerdas? Estamos en la noche del día de su cumpleaños. Joel afirma que siempre fue muy impetuoso, muy primario, y gozaba de tal situación. Al menos eso dice. Le encantaba hacer las cosas impulsivamente; disfrutaba del cambio y de los improvistos. Así las cosas, sale esa noche. ¿Cómo le hizo? No lo sé. Él ahora cuenta una historia muy fantástica en donde están involucrados todos los demás niños del orfanato. Yo creo que nunca fue tan popular. Tengo datos. Es decir, realmente nunca lo pelaron mucho, ¿me explico?
-Si bueno, y ¿qué rollo?
-Ah sí... ehm... el chiste es que se va. Va sin dinero, sin ninguna maleta, sin nada. Y se encuentra con su primer maestro: un vagabundo, José. ¿Típico no? José le ofrece dinero y éste cede sin duda alguna: se queda con él. El trabajo es el siguiente: tendrá que ir, fingiendo que llora sin consuelo por la pérdida de sus padres, a pedir dinero fuera de una Iglesia. Le sale perfecto. Tiene las bases. Es así como comienzan –José y Joel- a ganar mucho dinero. Pero en pocos meses termina el color de rosa. El vagabundo lo deja solo; se va con todos los ahorros y se compra no-se-qué cosas que le quitan la vida. Sí, se le muere. No digo que hubieran hecho gran amistad, ya la hubiera incluido en la historia, lo que sí es que la muerte pega y pega más cuando acabas de cumplir 13, eres huérfano y no tienes ni dinero, ni amigos, ni comida, ni lugar donde dormir. Una melodía vino entonces a sus oídos, y la comenzó a tararear. Era una canción que había escuchado antes. No tenía su piano pero sí que podía repetir esos sonidos con su propia voz. Entonces fue cuando empezó a cantar. ¿Cómo ves? Bien, así te dejo. Ya vete a dormir si quieres y mañana te sigo contando.

4 comentarios:

  1. es real o no? dónde sucedió? cuándo?

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  2. Ahí la llevamos, espero terminar de leer "El faro, su guarda y la locura" antes de que acabe el año.

    Para los demás lectores, aquí están las otras partes.

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  3. q bien.cuándo acaba?

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  4. Esta cita textual realmente si fue mencionada por el ya mencionado autor, no fue alterada

    "El regiomontano cuando no es un hombre de saber es un hombre de sabiduría. Es un héroe en mangas de camisa, un paladín en blusa de obrero, un filósofo sin saberlo, un gran mexicano sin posturas para el monumento, y hasta creo, que es un hombre feliz".

    Estaria muy bueno que le dieras un post a esta cita

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