Plutarco Reyes salió de su casa a las 5.23 am.
Su esposa le había preparado un licuado con fruta y almendras -ese que a él le gusta-, y lo puso en un termo de la campaña política de Maderito para alcalde de Monterrey.
Plutarco vive en una ranchería por la Huasteca. Tomó la 29 y llegó poco después de las 6.00 a recoger su moto y su caso. El uniforme, ya lo traía puesto. Él ya sabía cuál era su misión: por la mañana daría rondas por Vasconcelos, a mediodía se detendría en los tacos del Mode (los que están al lado de la Iglesia del Mater, en la que todos se quedan afuera), y en la tarde, su puesto sería Alfonso Reyes, entre Bosques y Lomas del Valle.
Plutarco multó, ese mismo día, unas 34 jóvenes regias. 23 de ellas dieron mordida, 5 repelaron hasta el llanto, las restantes escaparon.
Plutarco regresó a su casa a las 7.34 pm. con una sonrisa pero estaba triste.
¿Te multó a tí? ¿Formas parte de la estadística?
ResponderEliminarYo por eso ya no tengo carro: no quiero vivir bajo la amenaza de una sanción administrativa.
yo te preguntaría ¿cuál es la "autoridad" que impone hoy día un tránsito?, en general me imagino que el sentimiento que provoca es o de miedo o de angustia... pero nunca una autoridad con el sentido completo de la palabra...
ResponderEliminarel problema no fue ese.
ResponderEliminarel problema es que plutarco despertó y se dio cuenta que todo era falso, la semana pasada había sido despedido de la corporación y ahora extrañaba el encanto de las san-petrinas que detenía y con sonrisas buscaban escapársele.
qué decís?