Hoy por la mañana sonó mi celular. Era el despertador, que gritaba "ya es hora" con su melodiosa voz digital. Yo lo tomé fuertemente entre mis manos, quería despedazarlo. Lo apreté tan fuerte que, sin querer, lo apagué. Y me quedé dormido por unos instantes. De esos instantes que parecen horas; en donde los minutos transcurren más lentos de lo usual.
La siguiente imagen es de mí mismo mirando a mi lado izquierdo. Allí estaba una señora en "pants". Acababa de chocar, ocasionando una carambola de, fácil, 4 ó 5 coches (autos). Había un taxi entre ellos por supuesto. Y de pronto estaba ya sentado, diseñando mi logo de hoy. Quedó bien. De hecho, lo abrí hace unos minutos para verificar si estaba bien. Y así fue. ¡Estaba bien!
Subí a mi ex-oficina (la que está en el cerro). Bajé el material para la junta de mañana. Y ahora espero que la clase de marketing político entre a mi cabeza como por infusión (algo así decía un punto de camino).
Hoy, así las cosas, fue un día corriente en la vida de un pequeño joven emprendedor: desiciones al azar, colores por doquier, locaciones de oficina, imágenes y sonidos, futbol (por cierto, qué mal partido el de hoy)... y nada... sigo con mi crisis editorial (si es que así se le llama).
Sic 'desiciones al azar'? Al caos!
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