18 enero 2007

se congelan mis pies

El fin de semana pasado, se nos ocurrió (a unos amigos y a mí) subir "la Armenia"1. Era una excursión como para preparar el inicio de clases. Pensarán: "¡absurdo!, ¿cómo vas y te trepas en una montaña para pasar un %$"#$52 de frío, no dormir bien, cansarte hasta la exageración, y luego, entrar a clases?: es una locura". Bien, yo también lo pensé así. Pero bueno, ustedes saben, hay qué vencerse y todo eso... Nah: estaba pronosticado que ese fin no iba a ser tan crudo como el siguiente; el frente frío llegaría a Monterrey el lunes, lo cual significaba que sólo días después llegaría hacia aquellas montañas que subiríamos. Bien pues llegó el sábado, llegaron las 5 de la tarde y apenas preparábamos nuestras maletas. Salimos media hora después.

El viaje en carretera es corto: una hora y media. Llegamos como a las ... no sé (¡haz cuentas!). Comenzamos a subir inmediatamente después. Obviamente traíamos todo el material de excursión suficiente para dormir "dignamente", ya saben: sleepin', tienda de campaña, ... y ya. Uno llevaba una colchoneta que le trajo el niño Dios en Navidad. Pero bueno, regresando al tema, subimos, sudamos, llegamos en otra hora y media, nos instalamos dentro de una cabaña (la segunda, para los que conocen) y allí colocamos la tienda. Sí: dentro de la cabaña. ¿Razón? Las ratas campestres, que en la noche bajan y devoran todo lo que ven (¡hasta papel de baño!).

Nos dispusimos a dormir después de una buena fogata y muchos bombones (bueno, no tantos). Sólo hicimos silencio, las ratas comenzaron a bajar por todos lados y adentrarse en la cabaña. Uno, el guía, tuvo que salir a rescatar algo de comida que habíamos dejado fuera. Como a las 3, entre dormido y entre ronquidos, me percaté de una cosa: ¡mis pies!, no los sentía. Los intenté mover por primera vez: nada. Una segunda, tercera, cuarta. Luego me di cuenta que seguía dormido y que, si quería moverlos, tenía que despertar y ordenarles que se movieran. Cuando lo hice los noté congelados. El resto de la noche nos dedicamos a callar los ronquidos de unos y de otros. De pronto sentías una patada y un "cállate". Hubo uno que "ni cuenta se dio".

La mañana fue más tranquila (de hecho, todo el viaje fue tranquilo: no llovió, no nevó, no hubo heridos, nada de muertos, etc.): nos dirigimos a lo alto para comenzar bien el día, desayunamos luego, conversamos tendidamente y, al final, bajamos (obvio: todo lo que sube, tiene qué bajar).

Cerramos el viajecín con una "grande y jugosa". Les invito a pasar por el nuevo Carl's que abrirán en Gómez Morín.

1 Algunos dicen que no se llama "la Armenia" sino "San Juan del nosequé" pero bueno, lástima por el santo, el nombre popular es el primero.

7 comentarios:

  1. se llama san humberto de las alasanas

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  2. unos no pueden dormir por que se les congelan los pies, otros no pueden dormir por el calor que hace. Creo que prefiero la primera :)

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  3. te recomiendo unos calcetines de polopro que venden en terra incognita y cuestan $50 yo los compre antes de navidad y desde entonces no me los quito.

    no pude pasar a dejarte el cd... a ver si la proxima semana. Deberías publicar algunas fotos aquí, si tiraría.

    dile al de la cochoneta que tenemos uno$ pendientillo$

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  4. corrección es poli pro no polopro

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  5. Manolo: se te olividó decir que una vez fuiste a la armenia y... dormiste en la camioneta!!

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  6. ey ey José... Revelaciones del pasado no se valen... recuerda que éstas son premoniciones.... jajajjajaj

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  7. Es buena idea la de publicar algunas de esas fotos. De hecho será el siguiente post.

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