Esta tarde salí a comprar un "delicado" Starbucks. No se trata esta vez de un "antojito mexicano" de los míos: no salí con ese objetivo, pero acaban de instalarse en el Obispado, a un lado del Muguerza, y el local llamó mi atención totalmente así que "les caí". Iba acompañado de Andrés (más bien: yo iba acompañándolo a él, que tenía una infección en el ojo, al oftalmólogo). Salimos -Andrés, su infección y yo- del hospital (clínica quizás) y nos adentramos en el local del café. Él lo sugirió. Yo sólo ... cedí: ya sabes, "una difícil decisión".
El café de ahí es igual que cualquier regular café. La verdad no creo que tenga nada de especial. Bueno, quizás sí lo tenga pero lo verdaderamente "especial" es la imagen; ellos ya lo saben. Cada una de sus tiendas es toda una experiencia cafetosa (¿cafetera?).
En fin, pedimos un café, el mío a nombre de Manuel (mi segundo) y esperamos en la mesa más próxima a la "barra de entrega de café". Después de "Margrita", "Aristón", "Juana", "Luis", "José Ernesto" y "Ramón", gritaron claro lo siguiente: "Caramel Macchiato para Manuel".
Me dispuse yo a tomar tranquilamente mi café cuando .... ¡oh! .... una mano se atravesó apresurada y lo ganó. ¡Ey!- grité. Pero el grito no alcanzó a salir fuera de mi pequeño mundo. No se escuchó nada y el "cuate" se siguió. "Okey, ¡llévatelo!" -tampoco salió de mi boca. Andrés me miró y dijo: "no era tu café, seguro". Escuchamos: "Chocolate caliente para Manuel". "¡En taza! ¡No es el mío!" Eso sí lo dije. Y llamé al señorito (sirenito) de los cafés: "Un tío se llevó MI café". "No se preocupe, le preparamos otro enseguida" -respondió. Me quedé tranquilo. En eso vimos llegar al estúpido de Manuel que resultó ser alérgico al café repelando: "¡Cómo se atreven a darme este café!, pero si yo ni tomo". "Absurdo -pensé- te llevas mi café y luego todavía repelas".
Así resolví que la vida es así: una diversión tras otra. "Pobre de Manuel, te llevaste mi café y resultaste alérgico o algo así".
abajo el estarbooks
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