Era un 23 de mayo de 2006. Iba caminando tranquilamente hacia el Starbucks de Gómez Morin cuando, de pronto, mi vista se turbó intensamente. Todo sucedió muy rápido: miré al suelo porque algo había llamado mi atención y luego el "shock".
LO QUE VI ERA UN PEZ DORADO MUERTO Y ABANDONADO EN LA CALLE!!!
Así es. La gente ya no tiene ningún escrúpulo. Es decir, a mí me enseñaron que los peces iban a "su lugar", reclamaban "su pseudo-gloria", y lo único que uno debía hacer es tirarlos "por el retrete".
No es que sea una costumbre muy "regia", pero ¡dejarlo en la calle!, ¡a quién se le ocurre!
Debo pedir disculpas porque no lo recogí, no me creí capaz de tocar ese putrefacto animal. Llevaría ahí "tirado en el suelo" dos o tres días.
"Pronto se convertirá en polvo" -pensé.
Este pez llamó realmente mi atención porque, esa misma mañana, había yo leído en el periódico que, aquí mismo en San Pedro, un jardinero encontró un bebe asfixiado dentro de una bolsa de plástico (hay qué aclarar que obviamente la noticia estaba velada).
Esa es nuestra realidad.
Hagamos algo porque cada vez nos alejamos más de este ideal de utopía en el que San Pedro se iba a convertir.
Claro que estoy deacuerdisísimo contigo.
ResponderEliminarLA merísima neta es que somos unos imbéciles y estamos desechando nuestra sociedad.
Esa es una muestra-
El pez en la calle puede ser una señal.
Igual y tu dbes hacer algo por noisotros... jaja
saludos desde acá