Tengo una estatuilla de un moro en mi casa. No es el que pongo en la fotografía, ni siquiera se parece. El mío es una figura que lleva un hábito blanco, como una especie de manto que cubre todo el cuerpo. Es todo de cerámica; y todo, con excepción de la cara y las manos, es blanco. La cara y las manos son oscuras (u obscuras, como quieras). De hecho la cara y las manos están hechas (fabricadas, creadas) en otro material que no es cerámica.
La cosa es que, presisamente por ser de otro material, una vez esa cara se desprendió. Y quedó el monje decapitado. Es gracioso porque se mira todo el hábito con capucha puesta y no hay cara, no tiene rostro.
Es así que un día comenzamos a jugar, mis hermanos y yo, con la cabeza del moro. Nos la pasabamos de mano en mano y hasta jugamos "papa caliente" con él. Sí, fue divertido; y no, no menciono esto por un escondido racismo o por alguna tendencia oculta. Bien pudo ser la cabeza de un gringo, de un chino o de un tailandés. El punto es que siempre será entretenido y siempre recordaré, que tuve entre mis manos la cabeza de un moro.
q' es lo q' pasa contgo fanuel???
ResponderEliminarManolo: que te está pasando??? que rollo con tu blog? cómo que "pluripotencial"... nadamás falta que cobres la entrada...
ResponderEliminarYo conozco una estatua de un Magistrado sin cabeza.
Y por cierto: Moro también fue decapitado.
No les hagas caso; el moro sin cabeza es admirable. No es para menos, pues bien se merece una entrada de este blog. Ea por el moro de la cabeza retirable Pedrito.
ResponderEliminarhurray
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